La culpa fue mía, por no saber cuantificar el amor. 
Porque a mí eso de querer bastante, mucho, demasiado, ... No me dice nada.
Para mí quererte es saltar a la cuerda floja y caminar,
con las piernas temblando y agarrándome al aire, sin haberlo hecho antes.

He conocido el infinito en la felicidad que me haces sentir
y ya no quiero soltarlo.
Y tengo miedo, pánico, terror.
Despierto por la noche sudando y sollozando.
Y no estás, ni vas a estar.
(Pero sí que estás)

De verdad que a veces no es que no quiera hablar, 
es que me quedo absorto mirándote, 
grabando con hierro al rojo en mi interior cada gesto.
Y río internamente pensando en la envidia que tienen todos los cuadros del mundo
porque no tienen tus colores, ni tampoco tus trazos.

Ojalá perderme en cada uno de nuestros abrazos
y quedarme a vivir ahí para siempre.
Destruirme contra tu cuerpo, romperme y hacerme polvo.

Comprendí eso de lo relativo cuando me parecía que un par de kilómetros era lejos,
y ahora lejos es todos los centímetros que nos separen.
Pero, sobre todo, comprendí que no me había sentido tan vivo desde hacía tiempo,
que es posible echar de menos al siguiente segundo de un "adiós",
o que los cristales se empañan si estamos cerca.

Y aquí me quedo yo,
sangrando, malherido,
despojado de todo, desnudo.

(Pero a tu lado)

Art by: @broken_isnt_bad
Instagram: https://www.instagram.com/broken_isnt_bad/?hl=es





He despertado

He despertado con ganas de escribirte, de dibujar letras sobre tu piel.

Después de tanto tiempo sigues siendo mi primer pensamiento al despertar y el último antes de dormir. Llenas todos mis espacios con tu olor y tus formas, los llenas y te quedas en ellos un rato, como esperando a que sea yo el que te saque de allí. Y te saco, porque me gusta verte libre, no te quiero encerrada en mis vacíos.

He despertado con ganas de escribirte, pero se me atascan las palabras.

Siento que todo lo que escriba queda reducido al átomo al lado de lo que eres, de lo que significas para mí. El más cruel de los insultos hecho texto y tengo las manos manchadas de tinta. Culpable.

He despertado con ganas de escribirte, pero las superan otras.

Las ganas de verte, de abrazarte, de sentir tu contacto. Las ganas de dar rienda suelta a eso que somos, de picarte y que me piques, de mirarte y quedarme allí colgado. Las ganas de sexo, de probar nuestros labios, de olvidarnos de todo el mundo salvo de nosotros. En definitiva, las ganas de ser a tu lado.

He despertado con ganas de ti.

Yeray Brito


Photo by @nieveset (Instagram)

No te he dedicado nada y ya me parecía injusto. He gastado tiempo en personas que quizás no lo merecieran y en otras que, desde luego, no lo merecían. ¿Por qué no iba a usar eso, mi tiempo, en ti?

Podría hacer de esto un jardín de cuento de hadas, con sus flores, las abejas o el canto de los pájaros, pero no me apetece. No quiero ser el mismo que te escribe a diario todas esas cosas, que te dice lo pequeña que se vuelve la Luna cuando tú sales o que las auroras copiaron los colores de tu maquillaje.

Me apetece escribir sobre lo otro, sobre cómo nos gusta que la fricción de tus caderas con mi cuerpo nos haga fuego, sobre que tus uñas caven grietas en mi piel de piedra o sobre cómo tus dientes desgarran mis labios hasta dejarlos en carne viva y, aún así, quiero seguir besando los tuyos.

Caerme desde tu pelo y rodar por cada curva, visitar todos los lugares, incluso aquellos que no logro encontrar ni con la ayuda de tu brújula. Luego encontrarme allí abajo, tirado a tus pies, y volver a subir escalando por tus piernas, agarrando tus nalgas, hasta volver estar allí arriba junto a ti.

Cruzar las miradas y los gemidos, beber de tu cuerpo ese chupito de tequila que nos debemos, ignorar al mundo desde una cama, pues se queda pequeño para nosotros, y respirar tu perfume hasta que, exhaustos, mueran nuestros cuerpos entrelazados en un abrazo, cerrando como un candado la pequeña caja llena de huracanes que guardamos con recelo hasta la siguiente vez que podamos encontrarnos.



Yeray B.